CULTURA:
Huellas de Mujeres
Isabel de Baviera
(Sissi)
(1837-1896)
El 24 de diciembre de 1837, nació Eugenie Amalie Elisabeth de Wittelsbach, Isabel de
Baviera, en Munich. Hija del
duque Maximiliano y de la princesa Ludovica, su infancia transcurrió en el palacio de
Possenhofen, donde recibió una esmerada educación.
En
agosto de 1853 acompañó a su madre y a su hermana mayor, Helena, a Bad Ischl
en Austria, para conocer a su primo, el emperador Francisco José, pues se
habÃa acordado el matrimonio entre él y Helena. Sin embargo, fue la figura
delgada y casi infantil de Isabel la que llamó la atención del emperador,
quien se enamoró de ella. Ambos se casaron el 24 de abril de 1824, cuando ella
tenÃa solamente 16 años de edad.
Los Emperadores fijaron su residencia en el palacio Shönbrunn.
Los primeros años de Isabel en la corte fueron difÃciles, pues los nobles,
liderados por su suegra la archiduquesa SofÃa, la rechazaban. Su primera hija, SofÃa, nació en 1855, un año después nació
Gisela. En un viaje con las niñas y Francisco José a HungrÃa,
la pequeña SofÃa murió,
pérdida de la que Isabel nunca pudo recuperarse. En 1858 dió a luz al heredero a la corona
austriaca,
Rodolfo, pero en vez de consolidar su posición en la corte este nacimiento tuvo
el efecto contrario, pues la archiduquesa se encargó personalmente de su
educación, limitando las posibilidades de Isabel de criar a sus propios
hijos.
Las
constantes riñas afectaron la salud de la Emperatriz, quien viajó a Madeira
para recuperarse. Regresó a Viena en 1861, pues extrañaba a sus hijos. Apenas
unos meses después su salud empeoró, y los doctores recomendaron un cambio de
clima. Isabel viajó entonces por las islas griegas e Italia.
Este viaje tuvo un efecto positivo en su
personalidad, y regresó en 1862 decidida a recuperar su posición como Emperatriz. En 1865 exigió un control completo de su vida personal y autoridad
sobre el destino de sus hijos. Su esposo, acosado por problemas polÃticos,
deseaba la tranquilidad familiar y accedió a sus deseos. En el año siguiente
los ejércitos de Francisco José fueron derrotados en la guerra entre Austria y
Prusia, y su consecuente debilitación polÃtica y la pérdida de prestigio del
partido de la archiduquesa SofÃa favorecieron la posición de Isabel, quien
pudo expresar con comodidad sus ideas liberales. Se ganó el respeto de muchos y
la admiración de su esposo.
Dirigió entonces su atención a
HungrÃa, que formaba parte del Imperio y cuyos habitantes eran reprimidos
fuertemente tras la revolución de 1848. Isabel se unió al lado de los húngaros, tanto en lo polÃtico como en lo
emocional. Aprendió su idioma e
incluyó a muchos de ellos dentro de su cÃrculo de amigos, incluyendo al
rebelde conde Guyla Andrassy. Gracias a su creciente influencia sobre el
Emperador logró moderar la polÃtica centralista que se ejercÃa desde Viena.
Se convirtió asà en un sÃmbolo de esperanza para el pueblo húngaro, quienes
la llamaban cariñosamente Sissi. El 8 de junio de 1867 Isabel y Francisco José
fueron coronados reyes de HungrÃa.
Isabel se distanció de la monarquÃa
austriaca, por la que sólo sentÃa
desprecio. Evitaba en lo posible apariciones públicas, sobre todo por la carga
de su belleza. Alta y esbelta, se sometÃa a terribles dietas y a baños
especiales para conservar su piel tersa. Su cabello llegaba hasta sus tobillos y
se requerÃa tres horas para peinarlo. Se decÃa que era la mujer más hermosa
de Europa. Se dedicó también a la equitación, y se entrenó
con los mejores. En un dÃa tÃpico cabalgaba durante seis o siete horas, y
debÃa usar tres guantes en cada mano para evitar las llagas.
En la década de 1880
retomó el interés por la poesÃa que habÃa tenido de niña, y
escribió hermosos y elegantes poemas en los que habla de su vida.
También se interesó en la mitologÃa griega, y llegó a hablar fluidamente griego moderno y clásico. De esta manera pudo
estudiar en su lengua original a filósofos como Platón y Epicuro,
y dramaturgos como EurÃpides.
Pero el destino le
deparaba grandes sufrimientos. En 1886 su querido primo Ludovico II de
Bavaria fue encontrado muerto en un lago. En 1888 falleció su padre Maximiliano,
y sólo unos meses después su hijo Rodolfo se suicidó. En 1890 su amigo Guyla Andrassy, con quien habÃa compartido alegrÃas y penas en
HungrÃa,
falleció también. Unas semanas después su hermana Helena murió tras
una terrible agonÃa, y en 1892 su madre Ludovika murió. Todas estas
pérdidas afectaron la salud mental de Sissi, quien ya sufrÃa por la
bulimia producida por sus severas dietas.
Sissi realizó
entonces un viaje a Italia, para intentar mejorar su
estado de salud. Tras despedirse de su esposo se trasladó a Génova,
donde fue recibida por la Condesa de Rotschild. El 10 de septiembre de
1898, cuando la Emperatriz se disponÃa a trasladarse desde Génova
a Montreux, sufrió el ataque de un anarquista italiano, Luigi
Luccheni, que hundió una lezna en su corazón, provocando
su muerte.
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