HOGAR:
JardinerÃa
Preparación del Suelo
Más importante que el
estado de las plantas es conocer el tipo de suelo donde vamos a sembrar o a
trabajar para formar un hermoso jardÃn.
El suelo óptimo para un
gran resultado es aquel que permite que las raÃces de las plantas penetren con
facilidad, de tal manera que queden bien aferradas a la tierra y no corran el
peligro de separarse y salirse.
Además, es fundamental
que el suelo sea capaz de drenar bien y de retener la humedad en la medida en
que necesiten las plantas que se han elegido. Para esto el material orgánico que
se encuentre debajo del suelo juega un papel básico, pues hace que hasta la
tierra más arenosa retenga la cantidad debida de agua y elimine la sobrante.
Existen varios tipos de
suelo, pero los más comunes son el arenoso y el pesado. El arenoso resulta
siempre una mejor opción, pues tiene la ventaja de que drena mejor, mientras
que el pesado tiene la posibilidad de compactarse, lo que impedirá un
desarrollo sano de cualquier planta.
No obstante su peligro de
compactación, el suelo pesado es el más fértil. Pero eso sÃ, requiere más
cuidados que cualquier otro debido a que puede llegar a ser impenetrable para
las raÃces, lo que causarÃa la muerte de la mayorÃa de nuestras plantas.
Sin embargo, como ya
sabemos el suelo no es algo que podamos escoger, pues normalmente nos fijamos en
sus condiciones una vez que ya vivimos en él. Asà que lo mejor es conformarse
con el que se tiene, y tratar de mejorarlo hasta donde lo permitan las
limitaciones del terreno.
Para mejorar cualquier
suelo es necesario tomar en cuenta tres puntos fundamentales: asegurarse que el
drenaje sea el más adecuado para las condiciones que presenta nuestro suelo, no
olvidarse de incorporar material orgánico que alimentará a nuestro jardÃn, y
si es pesado prevenir la compactación evitando que sobre él haya maquinaria
pesada o que las personas caminen sobre él.
Para el tratamiento de
suelos pobres es recomendable que se caven hoyos más grandes de lo que los
árboles o arbustos requieren, y se aplique un abono de lenta liberación, para
lo cual se pueden mezclar estiércol descompuesto, sustrato de jardinerÃa bien
desmenuzado, o se puede utilizar un sustrato especial para plantación. De esta
manera, las plantas crearán un microclima y mejorarán el medio.
Si el suelo está compacto
y maltratado, se deberá cavar profundo, romperlo con una azada e incorporar
material esponjoso. Eso sÃ, hay que comprobar que el suelo no esté húmedo,
pues sino más bien se causará más daño y se compactará más el suelo.
Otra forma de recuperar un
suelo, es usando más compost (abono orgánico) y estiércol del que normalmente
se emplea.
En caso de que se sigan
estas sugerencias, el resultado en tu jardÃn será evidente, o al menos
tendrás la conciencia tranquila, ya que por el suelo dañado no hay más que se
pueda hacer.
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