"Sí,
Virginia, existe Santa Claus"
Uno de los editoriales más famosos fue
escrito por Francis P. Church, director asistente del diario "The New York Sun".
Fue publicado el 21 de diciembre de 1897, como respuesta a la carta de una
pequeña niña. Desde entonces ha sido reproducido innumerables veces, llenando
al mundo con las sencillas palabras que nos recuerdan la importancia de la
inocencia, la fe y el amor.
Querido Editor:
Soy una niña de ocho años de edad. Algunos de mis amiguitos dicen que Santa Claus
no existe. Papá me ha dicho: "Si lo ves publicado en "The Sun", entonces es
cierto". Por favor, dígame la verdad, ¿existe Santa Claus?
Virginia O'Hanlon
Virginia:
Tus amiguitos están equivocados. Ellos han sido afectados por el escepticismo de una era escéptica. No creen
más que en lo que sus ojos ven. Ellos piensan que no existe nada que sus
pequeñas mentes no entiendan. Todas las mentes, Virginia, sean de hombres o de niños, son pequeñas. En nuestro vasto universo el hombre es un mero insecto, una hormiga, cuyo intelecto no resiste la comparación con el mundo ilimitado que le rodea ni, mucho menos, con la inteligencia capaz de aprender la totalidad
de la verdad y el conocimiento.
Sí Virginia, Santa Claus existe. Su existencia es tan real como el amor, la generosidad y la devoción, y tú sabes que éstas abundan y dan a tu vida su máximo gozo y belleza.
¡Cuán sombrío sería el mundo si no existiera Santa Claus! Sería tan
sombrío como si no hubiera Virginias. No existiría la fe infantil; no habría poesía,
no habría romance para hacernos tolerable esta existencia. No tendríamos más gozo que el de los sentidos y la
vista. La eterna luz con que la infancia ilumina al mundo se extinguiría.
¡No creer en Santa Claus! De la misma forma podrías no creer en las hadas. Tú puedes
convencer a tu papá para que contrate hombres que vigilen la chimenea en Navidad y pillarlo, pero aunque no lo vieran bajar,
¿qué probarían? Nadie ve a Santa Claus, pero eso no prueba que no haya Santa Claus.
Las cosas más reales del mundo son las que ni los niños ni los hombres ven. ¿Has visto alguna vez a las hadas danzando en el césped? Por supuesto que no, pero eso no es prueba de que no estén allí. Nadie puede concebir o imaginar todas las maravillas
aún no vistas e invisibles que existen en el mundo.
Puedes romper la sonaja de un bebé para descubrir en su interior qué es lo que produce el sonido,
pero hay un velo que cubre el mundo no visto que ni el hombre más fuerte, ni aún la fuerza unida de todos los hombres fuertes que hayan existido, puede
romper. Sólo la fe, el amor, la fantasía, el romance y la poesía pueden
apartar esa cortina y ver y mostrar la belleza sobrenatural y la gloria que están más allá.
¿Es todo ello real? Ah, Virginia, no hay en este mundo nada más real y permanente.
¿Qué no existe Santa Claus! Gracias a Dios él vive, y vivirá por siempre. Mil años después de ahora, Virginia, es más, diez mil años después, él continuará alegrando con su espíritu el corazón de los niños.
¡¡¡Feliz Navidad y Próspero Año
Nuevo!!!
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