MATERNIDAD
Método Lamaze
El método Lamaze afirma que el
embarazo y el nacimiento son procesos naturales para los cuales la mujer está
diseñada. Afirma que el miedo condiciona a la mujer y es uno de los factores que
pueden provocar dificultades en el parto.
El método Lamaze surgió cuando el obstetra francés Fernand Lamaze visitó Rusia
en 1951, y quedó impresionado por el trabajo que estaba realizando Ivan Pavlov
con respecto al condicionamiento. Pavlov demostró que las criaturas vivas
reaccionan automáticamente a los estímulos y a los sucesos a los cuales se
acostumbran. Gracias a esto, Lamaze llegó a la conclusión de que a las mujeres
también se les podía enseñara a reaccionar a las contracciones del trabajo de
parto de manera parecida.
Está filosofía promueve un parto consciente sin dolor, sosteniendo que el parto
es un proceso fisiológico normal, milagroso y perfecto.
El obstetra ideó unos ejercicios basados en estímulos táctiles, visuales y
auditivos para que las madres pudieran alejar las sensaciones dolorosas
provocadas por las contracciones. La madre debe controlar la respiración
mediante técnicas de relajación.
Cuando el método se puso en práctica en Francia, tuvo tanta aceptación, que una
de las primeras mujeres en participar en el método, llamada Marjorie Karmel,
escribió el libro “Gracias Doctor Lamaze”. Más tarde, en 1960, Karmel y la
terapeuta física Elizabeth Bing, crearon ASPO/Lamaze. Esta institución
no tenía fines de lucro, sino que pretendía enseñar a los padres a tener un
parto menos doloroso.
Pero para que esto funcione, no sólo la madre debe participar, ya que el padre
cumple una parte fundamental del proceso. El padre del niño debe asistir a la mujer con
masajes y apoyo psicológico (palabras de aliento).
Lo que se debe hacer, es que cuando hay una señal de contracción, la mujer
enfoca su vista en un objeto en particular, introduciendo un estímulo visual que
se dirige a su cerebro. Luego la mujer hace una respiración profunda y rítmica,
acompañada por un masaje con la punta de los dedos en el abdomen o en los
muslos. Seguidamente su pareja le debe decir palabras de aliento. En este
ejercicio, la mujer recibe tres estímulos (visual, auditivo y táctil) que la
ayudarán a evitar que el dolor llegue al cerebro. Con esto, los dolores serán
mucho menos intensos y reducirá la ansiedad.
No en todos los casos en que se practica el método Lamaze se puede prescindir de
un sedante o anestesia local, ya que el nivel de tolerancia al dolor varía en
cada persona. Esto depende tanto de la disposición del paciente, como de los
niveles de endorfina.
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