PsicologÃa
El Duelo en la
Infancia
(II Parte)
Podemos ver reacciones que usualmente tienen los niños de una manera
inmediata a la pérdida, y pueden ser las siguientes:
Miedos por la supervivencia propia.
Ansiedad de separación.
Tristeza.
Cólera.
Culpa.
Vergüenza.
Desesperanza.
Problemas de control propio.
Pérdida de autoestima.
Pesimismo y sentimiento de inutilidad.
Muchas de las condiciones que se deben presentar para que el niño pueda
elaborar el duelo de una manera sana y satisfactoria, las presentamos los adultos. Debemos permitir la expresión de sentimientos ante tales
situaciones para que comparta la información de sà mismo y se sienta acompañado. Darle una lugar seguro emocionalmente donde pueda aprender a
enfrentar su dolor y darse cuenta que estar triste no está mal, está bien.
Debe saber que para poder superar la tristeza debe enfrentarla y no
callarla; de esta manera debemos ser moldeadores de su conducta y no permitir que el tabú de la tristeza, de la muerte y del duelo
provoquen que su proceso sea obstaculizado. Se debe dar una explicación al niño acerca de
lo sucedido en palabras claras y concretas para que éste pueda realizar preguntas y sentir que sus sentimientos y pensamientos son validados y por
esto, sentir que él es importante y que lo que siente también lo es. Se le deben
asignar roles y responsabilidades dentro del transcurso de tiempo adecuado (dependiendo de su proceso) apropiados a su edad, desarrollo emocional y
motor porque de este modo se le da a conocer al niño que la vida sigue adelante y él puede seguir adelante del mismo modo. Se debe dar para esto un
tiempo prudente para que pueda adecuarse a su rutina habitual, a su escuela y sus amigos.
Cuando nos vemos ante la presencia de un niño que no ha podido elaborar adecuadamente un duelo se pueden ver los siguientes sÃntomas
psicopatológicos, aunque no todos al mismo tiempo ni tampoco todos en todos los casos:
Problemas de aprendizaje.
Agresividad.
Dependencia.
Tics nerviosos.
Trastornos alimenticios.
Trastornos del sueño.
Fobias.
Ansiedad e inseguridades.
Depresión.
Esto se debe principalmente a que como no se han verbalizado bien los
sentimientos de tristeza, enojo, etc., el cuerpo de algún modo es el que se encarga de hablar.
El proceso de duelo en la infancia permite que la pérdida no amenace la continuidad en el crecimiento del niño y no entorpezca la constante
interacción con el mundo que lo rodea, es decir, su familia, su escuela, su juego, sus
amigos, etc.
Para concluir, me parece importante acotar que para poder evitar que las
pérdidas se transformen en un evento traumático en el niño hay que ayudarlo a que éste le ponga palabras a lo que siente. Es importante que el niño
pueda enfrentar al dolor por medio de la verbalización, permitir que los niños puedan hacer preguntas y que éstas sean respondidas con palabras
simples, de apoyo y comprensión ante su dolor. La función nuestra, en este sentido, es permitir que su condición de niño siga el transcurso normal,
ayudándole a desarrollar la habilidad de enfrentarse al dolor y recuperarse de éste. Es por medio de los recursos emocionales que se le proporcionan al
niño durante su desarrollo, que puede verse provisto de la posibilidad de salir adelante con más facilidad.
*Aclaramos
que al decir niño o adolescente, la niña y la adolescente se hayan incluidas.
Para más
información puede consultar a:
Verónica Azofeifa
Máster en PsicologÃa ClÃnica
Tels.: (506)241-7661/ (506)355-6474
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