EN
PAREJA: ArtÃculo
Las
Relaciones Interculturales
Por mucho tiempo,
las parejas eran siempre conformadas por personas con la misma educación y
provenientes de un mismo grupo social o étnico.
Sin embargo, con la
apertura, la globalización, las comunicaciones, las migraciones masivas y
muchos otros factores, este hecho ha cambiado y hoy vemos parejas formadas por
personas muy distintas.
Tal circunstancia no
deberÃa representar ningún problema, pero a veces la familia, la sociedad e
incluso los propios prejuicios hacen que la situación se complique y que un
lindo amor se vea oscurecido por diferencias culturales que van desde la
religión hasta la etnia. Estas
diferencias se notan mucho en las costumbres de cada persona, pues egún de
dónde provenga tendrá una educación particular y un sistema de creencias
especÃfico bien arraigado.
Cuando esto ocurre,
se debe hacer énfasis en el respeto, de hecho no importa qué parecidas sean
las personas un amor que no se fundamente en el respeto y en el compartir las
diferentes perspectivas está destinado a desaparecer.
En cualquier
relación -sea amorosa o no- es fundamental que sepamos respetar al otro, que en
lugar de creer que tenemos la verdad absoluta seamos abiertos y logremos la
famosa tolerancia que tanta falta está haciendo en estos dÃas. Pero
lo más injusto es que muchas veces tales parejas no sobrevivien por culpa de
presiones externas más que internas. Los amigos de uno no soportan la presencia
del otro, los hermanos y los padres opinan y dicen que ese no es para su adorado
familiar, sea porque es de otra etnia, porque tiene otra religión o porque
tiene otras costumbres.
Para lidiar con esta
problemática, la pareja debe tener claro que primero están ellos, que como
pareja han decidido estar juntos y que tal decisión depende únicamente de
ellos, por lo que no deben aceptar que familiares y amigos afecten su vida
personal. Además, como decÃamos
antes, el respeto es un ingrediente fundamental. Debemos aprender a convivir con
gente diferente, las diferencias no deben impedir la relación al contrario la
pueden enriquecer, si se sabe manejar.
Por ejemplo, en el
caso de la religión no hay razón para exigir igualdad de creencias. La
mayorÃa de las religiones se fundamentan en el amor y la tolerancia a otros,
asà que por qué no llevarlo a la práctica y a nuestras relaciones. Si dos
personas de credos distintos viven juntos, puede cada uno seguir manteniendo su
culto sin que esto afecte las emociones y los bellos momentos de compañÃa.
Incluso se puede aprender de la otra
religión, buscar las semejanzas y las diferencias, pero sin enojarse, pues no
hay quien pueda decirnos cuál es la religión definitiva o única. Por otro
lado, si uno de los dos no tiene religión, pues es aún más fácil.
Simplemente, no hay que tratar de convencer a nadie de nada, no convertir ni
imponer un criterio, pues no se consigue más que deteriorar la relación.
Ahora bien, una de
las clásicas objeciones que se hacen a estas parejas, es que si llegan a
formalizar la relación y llegan a tener hijos, los niños tendrán una
confusión y ambos querrán que los niños sean criados en su religión y no en
la del otro. Esto se puede solucionar con diálogo y respeto.
¿Cómo? Muy simple,
al niño se le da acceso a ambas religiones, se le enseñan ambas y cuando él
tenga poder de decisión, y la suficiente edad como para comprender y saber qué
es lo que quiere, darle la libertad de escoger alguna de las dos o -¿por qué
no?- escoger otra. La libertad de culto es tan fundamental como la libertad de
expresión.
Por eso no debemos
prestar atención a las opiniones de los demás que sólo van a hacer daño, y
si queremos estar con una persona, nada debe impedirlo, ni las diferencias
económicas, religiosas, polÃticas o culturales. Qué importa que comamos
diferente, que hablemos otro idioma o que celebremos diferentes fiestas, al fin
y al cabo aunque fuera una persona con una educación siilar y proveniente del
mismo grupo cultural, inevitablemente surgirán diferencias porque el ser humano
es muy diverso y hay tantas opiniones como cabezas.
Asà que si basas tu
relación de pareja en el respeto y la comunicación no hay razón por la cual
existan más problemas de los que una pareja común pueda tener. No le pongas
fronteras o lÃmites al amor, que él no entiende de culturas ni de
etnias.
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