Consumación
Eunice Odio, Costa Rica
Tus brazos
como blancos animales nocturnos
afluyen donde mi alma suavemente golpea.
A mi lado,
como un piano de plata profunda
parpadea tu voz,
sencilla como el mar cuando está solo
y organiza naufragios de peces y de vino
para la próxima estación del agua.
Luego,
mi amor bajo tu voz resbala.
Mi sexo como el mundo
diluvia y tiene pájaros.
Y me restallan al pecho palomas y desnudos.
Y ya dentro de ti
yo no puedo encontrarme,
cayendo en el camino de mi cuerpo,
con sumergida y tierna
vacación de espesura,
con derrumbado aliento
y forma última.
Tú me conduces a mi cuerpo,
y llego,
extiendo el vientre
y su humedad vastÃsima,
donde crecen benignos pesebres y azucenas
y un animal pequeño,
doliente y transitivo.
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