EN
PAREJA: ArtÃculo
Las Mujeres que los
Hombres Prefieren
Cuando se inicia una
relación de pareja se tiende a creer que esas pequeñas imperfecciones
cambiarán con el tiempo o con la convivencia.
Sin embargo, la
realidad es otra. No necesariamente quiere decir que las personas aumenten sus
defectos con el tiempo, pero si quiere decir que el otro se volverá intolerante
y que se sentirá defraudado al ver que su compañero no cambia.
Es precisamente en
ese momento, donde según las decisiones que se tomen y según se actúe con
respecto a la pareja, la relación se fortalezca o se destruya.
Por ejemplo, si el
caso es que al ver que nuestro compañero no cambia, empezamos a quejarnos y a
exigir lo que queremos estaremos causando mucho daño a los sentimientos del
otro y estaremos debilitando sin darnos cuenta la relación, pues tal actitud
termina por alejar al ser amado y ponerlo en contra nuestra.
Al mismo tiempo, el
otro pensará que no ya no hay suficiente amor en nosotras y dejará de sentirse
querido, por lo que en lugar de modificar su conducta empeorará. Ahora tampoco
se trata de una completa aceptación, pero hay que saber cuáles expectativas
son justas y posibles, cuáles no, y también hay que aprender a ceder.
No hay que ser
egoÃstas y olvidar que probablemente ese proceso de leve o gran desencanto que
sentimos con respecto de nuestro compañero al verlo en la vida cotidiana y no a
través de la magia del noviazgo o de los primeros meses, sea algo que él mismo
esté viviendo y también se encuentre desilusionado.
La diferencia es que
a las mujeres nos educan tradicionalmente para pedir e incluso exigir el cariño
que necesitamos sin ningún recato, mientras que el hombre nunca debe siquiera
evidenciar que lo necesita. De ahà que él se resigne con nuestras
imperfecciones más fácilmente que nosotras con los defectos de él.
Las exigencias o el
esperar algo de la pareja puede ser saludable ya que indica que hay interés,
sin embargo si se convierte en la única estrategia para demostrar ese interés
o para sentirnos amadas es cuando empieza el problema.
Es claro que a nadie
le gusta que le exijan nada, por lo que antes que nada debemos saber que la
queja debe hacerse con suavidad y cariño, y más bien como solicitando, en
lugar de exigir, pues nadie nos da el derecho de imponer nuestra voluntad a
nuestra pareja.
Ahora, es
comprensible que se busque respeto, que se espere atención y detalles, que se
quiera tener el mismo poder de decisión, que haya igualdad, que nos escuchen y
que nos consuelen, en fin elementos claves para la supervivencia de una
relación amorosa.
Pero por otro lado,
no se justifica bajo ningún punto que exijamos que nuestro compañero no cambie
pues todos los seres humanos estamos en constante cambio hasta el dÃa que nos
morimos e incluso tal vez después, por lo que pedir que una persona sea igual
siempre es imposible.
Tampoco debemos
esperar que nuestra pareja piense igual que nosotras siempre, es lógico y
necesario que hayan desacuerdos y que se sepan manejar con madurez como
cualquier diferencia y se sepa respetar. De igual forma, no se recomienda
esperar que nuestro compañero solucione todo por nosotras, pues ese tipo de
mujer que no sabe valerse por sà misma termina siendo molesta para todos los
que la rodean.
Otro elemento que
nunca deberÃamos exigir es el sexo. Para hacer el amor se necesitan dos, y el
ideal es que solo ocurra cuando los dos están ve5rdaderamente dispuestos y
quieren y no cuando uno se le impone al otro.
En fin lo fundamental
y que los hombres realmente admiran en una mujer es que ésta los acepte, los
quiera y se comporte como una amiga, como una amante y tal vez sobre todo como
una buena compañera, con la cual pueden contar y que los escuchará y
aconsejará bien.
La mujer que trata de
cambiar a su compañero siempre que le exige cosas que están más allá de sus
posibilidades, y que no es capaz de pensar también en las necesidades de él,
definitivamente lo ahuyentará y terminará por destruir lo que pudo haber sido
una relación sana y duradera por pura necedad.
AsÃ, que el secreto
está en solicitar, tomando en cuenta las caracterÃsticas del compañero, y
saber vivir con sus errores y amarlo por ellos tal y como cuando eran solo
novios.
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