SALUD:
ArtÃculo
El Genoma Humano:
Ciencia o Ficción
(II Parte)
Hasta aquà podemos
ver que se han abierto puertas para grandes cambios cientÃficos y
biológicos y
que las nociones que tenÃamos del mundo y de nosotros mismos están por
cambiar. Pero en ese futuro de genes y clones, de
ingenierÃa genética y de
nuevas respuestas surgen nuevas inquietudes que preocupan bastante a diferentes
grupos.
En primer término,
es inevitable cuestionarse cuáles peligros presenta el
genoma. Las
especulaciones son muchas y aunque no se puede asegurar nada, es lógico pensar
en el posible surgimiento de una clase
genéticamente marginada, pues aquellos
que puedan mejorar su genoma o el de sus hijos serÃan elegibles para
mejores trabajos o podrÃan ganar más y lógicamente las
compañÃas de seguros estarÃan encantadas de cubrirlos.
Lo contrario
ocurrirÃa con aquellos que no puedan variar su genoma. Por esta razón, se hace
imperioso definir una polÃtica clara y justa acerca del uso de este nuevo
descubrimiento y el
derecho a la privacidad en esta materia.
De igual manera, si
llega a ser posible estudiar el genoma del feto y se descubre que tiene
disposición para tal o cual enfermedad, la madre podrÃa querer evitar traerlo
al mundo, lo que habrÃa que legislar. Además, si nos informan que existen
probabilidades de que tengamos una enfermedad, la estaremos esperando toda la
vida, cuando tal vez nunca llegue a desarrollarse.
No se puede permitir
que esta nueva era traiga tan grandes cambios en el campo
cientÃfico y a la vez grandes
calamidades para los derechos humanos, campo en el que nos cuesta tanto avanzar
y en el cual nos falta tanto camino por recorrer.
Ya la Organización
de Naciones Unidas (ONU) hizo una declaración en
1998 donde se establece "que nadie estará sujeto a discriminación, basada en caracterÃsticas genéticas, que pretenda infringir o tenga el efecto de infringir los derechos humanos, las libertades fundamentales y la dignidad humana."
Y si bien esto no es
suficiente, al menos es el primer paso en aras de disfrutar de un avance tan
importante para la humanidad, comparado por muchos con el descubrimiento de la
rueda o de la imprenta, sin ir en perjuicio de nosotros mismos.
A esto hay que agregar,
para terminar, que se debe ser cauteloso pero no
fanático o puritano. Tampoco
debemos permitir que el miedo a los posibles descalabros éticos nos domine a
tal punto que se entorpezca el adelanto cientÃfico y nos comportemos igual que
quienes persiguieron a Galileo y a Copérnico, o a quienes satanizaron la
televisión o el cine.
Por temor no podemos oponernos al
avance de la ciencia o de la tecnologÃa, pero sà tenemos la responsabilidad de no permitir que se salga de
las manos y actúe en contra nuestra, pues siempre deberá estar a nuestro servicio. Es solo cuestión de buen juicio y sentido común.
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