MATERNIDAD
Lágrimas y más
lágrimas
Muchos niños en su
primer y segundo año de vida, lloran por todo, como si fuera su única forma de
comunicarse. Ante cualquier actividad, su respuesta son las lágrimas.
Si este es tu
problema, es fundamental que acudas donde el pediatra para asegurarte que el
llanto no es un sÃntoma de alguna dolencia fÃsica. Una vez que esto se
descarta viene lo difÃcil.
Cuando el niño sano
llora y llora, se hace necesario revisar el entorno familiar. Hay que descubrir
qué es lo que molesta al infante: las relaciones entre los padres, las
relaciones de los padres con él, las relaciones con hermanos si las hay, o con
las personas que lo cuidan.
Si no hay alguna
situación extraña que pueda estar causando la angustia del niño, hay que
hacerle saber que debe buscar otra forma de expresarse, pues con sólo llanto no
se le entiende. Se requiere que el pequeñÃn entienda que no está solucionando
nada para que cuente lo que le pasa, y diga cómo se siente. Eso sÃ, es
importante que cuando se le explique no sea durante el ataque de llanto, pues
sino él no captará el mensaje.
Para lograr un cambio
de actitud, él debe sentir que es importante para quienes lo rodean, debe tener
claro que se preocupan por él y que hay una verdadera cercanÃa. De esta
manera, se sentirá seguro para decir lo que lo tiene incómodo, sin necesidad de
llorar tanto.
Por otra parte, es
igual de básico que él sienta la imposibilidad de comprensión. Cuando empieza
el ataque de lágrimas, no se debe perder la paciencia, ni agredirlo ni
asustarse, si el niño observa que sus padres le prestan mucha atención,
entenderá que digan lo que digan su llanto funciona, e inconscientemente se
estará fomentando el llanto.
Inevitablemente, el
niño creerá que todo lo puede conseguir llorando, y se acostumbrará a llorar
para cualquier cosa. Y ese camino lleva a que el niño aprenda la manipulación
emocional, lo cual no es recomendable para su desarrollo psÃquico.
En esto es
importantÃsimo que los padres sean firmes ante el llanto infantil y no se dejen
suavizar. Es asà como debe quedar totalmente establecido que nadie le entiende
si llora. Es muy posible que se tenga que llegar a una actitud inflexible, y que
aunque se haya comprendido qué quiere no se le dé, o no se le haga. Esto puede
parecer demasiado cruel pero el no complacerlo es la única manera para que
busque otra forma de comunicar sus deseos.
Por eso, si se le
estimula la capacidad de comunicación oral a la misma vez que se le explica, en
términos claros para él, que no logra nada llorando, hablará más y se
fortalecerá el aprendizaje del lenguaje. Asà se le estará ayudando a ampliar
sus formas de expresión, y se irá poco a poco eliminando el hábito del llanto
injustificado.
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