CULTURA:
Mitos y Leyendas
La Leyenda de Santa
Claus
Las bases de esta
leyenda son muy antiguas y dioses ancestrales como Odin, Thor y Saturno, de la
mitologÃa escandinava los primeros y el último de la mitologÃa latina, son
posibles influencias. Sin
embargo, quien verdaderamente contribuye a la formación de su leyenda es una
persona real, el obispo San Nicolas de Myra, del siglo cuarto.
Este obispo se hizo
legendario por su bondad y generosidad para con los demás. Aparentemente, todo
se origina con la historia de tres doncellas pobres, que no tenÃan dote para
casarse. Su padre en la desesperación estaba a punto de vender a una de sus
hijas como esclava para conseguir el dinero necesario para que las otras dos se
casaran.
Cuando el obispo se
entero de la desgracia de esta familia, en silencio, en la noche, y por la
ventana abierta de la casa de las jóvenes hecho tres bolsas llenas de oro. Por
casualidad, éstas entraron en las medias de las muchachas.
Asà nació la
historia de que un ser bondadoso daba regalos y los dejaba en las medias de
todos.
Posteriormente, los
grupos más marginados y más necesitados de Myra, como los huérfanos y los
marineros hicieron a San Nicolás su santo patrono, pues su bondad se habÃa
vuelto ya reconocida. Muchos pronto buscaban en este buen obispo la protección
y la guÃa que les hacÃa falta. Y pronto la leyenda se extendió por todo el
norte de Europa. Rusia y Grecia también lo convirtieron en su patrono, asÃ
como los niños, los estudiantes, e incluso los ladrones.
De esta manera, San
Nicolás fue tomando dimensiones mÃticas, y ahora era un santo que premiaba las
buenas acciones y castigaba las malas. Después de su muerte, en un 6 de
diciembre, se siguió celebrando esa fecha, y asà surgió aparentemente la
Navidad medieval. Ese dÃa, todos sacaban comida para el santo y paja para sus
caballos, y a la mañana siguiente, los niños obedientes encontraban que la
comida y la paja habÃan sido intercambiados por lindos juguetes y
regalos.
Fue entonces, cuando
se originó verdaderamente la costumbre de intercambiar regalos en nombre de la
fraternidad y la solidaridad.
Ahora esta
celebración, tiene muchos matices culturales, y como dijimos viene de épocas
muy antiguas. En Roma tenÃan las fiestas saturnias, que eran en diciembre,
cuando festejaban la fertilidad y después se daban regalos también por el año
nuevo.
De igual forma,
cuando la cristiandad se afianzó en el mundo, la natividad o nacimiento de
Cristo se empezó a celebrar en diciembre para que calazara con varias
festividades paganas, y poder atraer nuevos creyentes. Asà la influencia
cristiana es una de las más fuertes en esta leyenda, tanto que en algunas
partes de Alemania y en muchos paÃses de América Latina, el que trae los
regalos es el Niño Dios o Jesús, o por ejemplo en España que celebran más la
llegada de los Reyes Magos, y los regalos que estos le dieron a Jesús cuando
nació en el portal de Belén.
Después la
celebración fue perdiendo poco a poco su significación religiosa y se mezcló
con otras tradiciones y en el siglo XVI, después de la Reforma Protestante las
festividades y sÃmbolos cristianos fueron eliminados, pero la gente que ya se
habÃa acostumbrado a celebrar el espÃritu navideño quizo continuar con la
tradición, por lo que quitaron las significaciones religiosas y formaron un
portador de regalos que fuera independiente de la religión, pero conservando
las cualidades espirituales.
Cuando llegaron a
América los diversos pueblos inmigrantes trajeron consigo muchas creencias, en
especial las relacionadas con la Navidad. Los escandinavos llevaron a los
duendes que daban regalos, los alemanes trajeron el árbol decorado y Belsnikle
y Christnikle, ayudantes de San Nicolas, y los irlandeses, su costumbre gaélica
de encender una candela en la ventana.
En el siglo XVII, los
alemanes presentaron a su Sinterklaass (refiriéndose a San Nicolás) a las
colonias. Los niños realmente encantados adoptaron esta creencia y la llamaron
Santy Claus, por fonética. Con los años el nombre evolucionó a lo que hoy
conocemos como Santa Claus.
En 1808, el escritor
norteamericano Washington Irving escribió una sátira titulada "La
historia de Nueva York desde el principio del mundo hasta la caÃda de la
DinastÃa Alemana de Diedrich Knickerbocker". En este texto el escritor se
imaginó a un Santa Claus que andaba en un vagón tirado por caballos, por las
cimas de los árboles dejando caer los regalos por las chimeneas.
Después en 1822, el Dr. Clement Clarke Moore
retomó el tema y escribió Una Visita de Santa Claus, mejor conocida como La
Noche antes de Navidad. Aquà le agregó un ingrediente más escandinavo y
cambió los caballos por renos. Además mucho de lo que conocemos como
caracterÃsticas clásicas de Santa las creó él. Por ejemplo, la risa, su
nariz y su aire bonchón vienen de este hermoso poema.
Durante un tiempo, la
apariencia de Santa fue interpretada por muchos hasta que en 1863, un inmigrante
alemán, Thomas Naast trajo consigo una imagen del personaje que fue aceptada
por todos, pues suavizó la imagen rÃgida y eclesiástica del anterior. Poco
tiempo después se le solicitó que ilistrara el poema de Moore, y asà se
llegó al simpático gordito con traje rojo que hoy maravilla a todos los
niños. Naast además es el responsable de que Santa viva en el Polo Norte.
En 1931, el artista
gráfico Haddon Sundblom y otros publicistas que trabajaban para la Coca Cola
Company, terminaron de hacer un diseño con proporciones humanas y ese toque de
abuelito tierno. El color llamativo y los ojos brillantes del Santa de Sundblom
fue el que terminó por conquistar a grandes y a chicos alrededor del
mundo.
Como vemos, la figura
de Santa Claus se construye como una aglomeración de muchas costumbres y
tradiciones de diversas culturas. Su carácter bondadoso y espiritual encierra
la inocencia caracterÃstica de los niños indiferentemente de a cuál pueblo
pertenezcan.
Santa Claus es sólo
un ejemplo de cuán vinculados estamos todos los seres humanos y de que a pesar
de las diferencias, si realmente lo queremos podemos ponernos de acuerdo. Sólo
necesitamos pensar en algo encantador como la Navidad.
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