EN
PAREJA: ArtÃculo
Matrimonio o Simple
Convivencia
En nuestra época,
después de la Revolución Sexual, la aparición del SIDA, la caÃda de muchos
valores, la crisis de la familia como institución, y otros factores han llevado
a que cada vez menos personas deseen contraer matrimonio.
Hoy en dÃa, el
matrimonio es para muchos una mera formalidad, que no significa nada, ni cambia
las cosas dentro de una pareja. Para otros, lo es todo, y a parte de su
significado religioso, es la forma de darle seriedad y verdadero compromiso a
ese sentimiento especial que los une con otra persona.
Ahora bien, el tener
una relación sentimental cuando ya se es un adulto joven, generalmente implica
también una relación sexual y muchas veces el vÃnculo es tan fuerte que
inevitablemente, y por su propio peso, se llega a un punto en el que hay que
tomar una decisión: dar el paso hacia la vida marital, irse a vivir juntos, o
terminar del todo.
Si te encuentras en
este predicamento y no sabes qué decisión tomar, lo primero que debes hacer
es poner en una balanza tus prioridades, y descifrar qué es lo que
verdaderamente quieres hacer con tu relación.
El matrimonio tiene
varias ventajas. Primero, es un rito religioso, y si tienes creencias muy
arraigadas lo ideal es buscar la manera de casarte para cumplir con los
preceptos que establece tu dogma de fe, para que tu relación sea bendecida por
la divinidad en la que crees.
Por otra parte, desde
el punto de vista social y tradicional es innegable que para la mayorÃa de las
familias es más aceptable una relación que se formaliza mediante la boda, pues
se considera la única manera de adquirir un compromiso serio,
y es casi la única manera en que se respeten tus sentimientos y los de tu
pareja.
Sin embargo, además
de lo que puede significar socialmente, aún cuando podrÃa no interesarte, el
matrimonio te pone en una mejor situación legal, pues nuestra ley todavÃa se
inclina por las relaciones en las cuales los documentos dan fe de que existe un
vÃnculo. Asà tus privilegios a la hora de hablar en términos económicos
están más asegurados si estás casada, y de la misma forma, en lo que se
refiere a los hijos.
Ahora bien, la
convivencia tiene de igual manera, sus conveniencias. En primer término, cuando
la relación no está mediatizada por un papel firmado, muchas veces resulta que
el sentimiento es más genuino, pues si no quisieran estar con uno, no estarÃan
ya que no hay que buscar el divorcio para separarse, sólo hay que irse y listo.
También, debemos tomar en cuenta que si una institución
no garantiza la felicidad, y en
muchos casos puede acabar con el romanticismo propio de la pareja, no
hay por qué ser partÃcipe de ella. Si sientes que un matrimonio echarÃa a
perder una bonita relación, entonces no te cases.
Además, deberás
saber si realmente estás preparada para casarte y cumplir con lo que establece
un matrimonio. Puede ser que emocionalmente no puedas afrontar las
responsabilidades que implica.
No obstante, debes pensar que en el fondo y
obviando la ritualidad o los aspectos legales, la convivencia con o sin
matrimonio es prácticamente igual, todo depende de lo que tú
entiendas y lo que estés dispuesta a afrontar.
AsÃ, la verdadera
pregunta es si realmente estás preparada para vivir con tu pareja, dormir con
ella, compartir la comida y entrar en una rutina que tal vez darÃa al traste con
el gran amor que hasta el momento los ha unido, no todas las parejas están
preparadas para vivir juntas, ni mucho menos para casarse.
La decisión es tuya,
y no te queda más opción que sopesar las cosas, y analizar bien lo que tú
estás dispuesta a hacer y el compromiso que estás preparada a adquirir, asÃ
como la preparación de tu pareja para un paso tan importante.
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