FAMILIA:
Maternidad y Más
Todos Merecen
una Navidad
Sin importar los años, todos y en especial los niños pueden disfrutar la
Navidad con la gente
que quieren. Sólo es cuestión de saber involucrar a cada miembro de la
familia, de acuerdo con la edad.
Es común que como madres
no sepamos realmente cómo hacer que nuestros hijos participen en la Navidad,
pues no tomamos en cuenta las particularidades de la etapa
que están viviendo.
Asà si tu hijo es menor
de dos años, resulta complicado hacerle entender lo qué es la Navidad, pues
pasa durmiendo y llorando. Sin embargo, a pesar de esto, podemos hacer
actividades con ellos, para que desde muy pequeños se vaya arraigando en ellos
el espÃritu navideño. Por ejemplo, cuando hacemos
el árbol, podemos ponerlo
en su cochecito a observar los adornos y las luces.
Otra buena idea si tu hijo
es todavÃa un bebé es que lo carguen y le muestren todos los adornos de cerca.
También llevarlo a ver las decoraciones de los lugares comerciales. Enseñarle
a Santa, cantarle villancicos, y llevarlo a todas las
actividades familiares
también se hace necesario, aunque no parezca que lo disfruta, el bebé se irá
acostumbrando a lo que significa la Navidad.
Si tu hijo se encuentra
entre los dos y los siete años, está en la edad ideal para disfrutar
de esta
linda época, pues ven en ella toda la magia y la alegrÃa
que la caracteriza.
En esta época, es importante hacerles sentir el sentido espiritual
de la
Navidad, más allá de los regalos y de los llamativos adornos.
Para eso, si se es
religioso se le puede contar el nacimiento del Niño
Jesús, mientras hacemos el
pasito con la ayuda de ellos. Además podemos contarles lindas historias
navideñas, que involucren la solidaridad
humana, el valor de la amistad y la
familia, en fin todo eso que hace que en Navidad
nos acerquemos a mucha gente.
Asimismo, es agradable
pasar más tiempo juntos, salir a caminar y disfrutar de las tardes
soleadas,
visitar a amigos cercanos o a familiares, y fortalecer los
lazos. Además serÃa
bueno, enseñarles que en esta ocasión se comparte y se perdona, y entonces
podemos llevarlos a regalar algún juguete a otros niños más necesitados. AsÃ
comprenderán que la Navidad es en el fondo una forma de
unirnos con otros seres
humanos y expresar sentimientos de bondad que muchas veces olvidamos.
Si tus niños ya son
mayorcitos y se encuentran entre los ocho y los diez años o
más, ya son más
sociables, pero también son más realistas, y empiezan a perder ese torrente de
imaginación. Muchos se niegan a seguir creyendo en Santa
o en el Niño Dios,
otros dejaron de creer ya hace tiempo. Pero eso no significa que no haya Navidad.
Es en esta edad, que
resulta importantÃsimo darle un significado más amplio
a la Navidad, y no
quedarse en los juguetes. Ahora que ya no existe el simpático señor que nos
trae regalos, hay que entender y enseñarles a tus hijos que aún asà se puede
celebrar que se está con las personas más importantes, que podemos acercarnos
y ayudar a muchos, que aunque deberÃa hacerse en cualquier época del
año, en
la Navidad es como más fácil, porque todo el mundo tiene ese
sentimiento y es
posible hacer una diferencia.
Es en estos momentos, que
debemos aprovechar cualquier ratito para demostrarles a nuestros hijos, cuánto
los queremos, cuánto los necesitamos y qué tan importantes son para nosotros, a
pesar de que deberÃamos hacerlo todos los dÃas es algo que fácilmente
olvidamos y la Navidad es el momento
perfecto para recodarlo.
Además como ya son más
grandes, podemos darles mayor participación en todos los preparativos de la cena
de Nochebuena, podemos dejarlos que decidan
cómo decorar la casa, o cómo decorar
el árbol, incluso que prácticamente lo decoren ellos, pero que toda la familia
esté ahà para compartirlo.
La Navidad es un
sentimiento que no tiene edad, ni depende de una creencia. La Navidad
se lleva
muy dentro de cada uno de nosotros y es importante que tus hijos lo entiendan y
comprendan que el mejor regalo es el hecho de que están juntos y que pueden
compartir un bonito momento. El tiempo no regresa y debemos saber
aprovechar cada instante y cada etapa, en especial si se trata de
estar con nuestros pequeños, aunque ya
sean grandes.
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