EN
PAREJA: ArtÃculo
La
Infidelidad
La infidelidad se
considera, en nuestra sociedad, una de las peores ofensas que se le pueden hacer
a alguien y sin embargo, cada vez es más la gente que es infiel, tanto mujeres
como hombres.
La clásica infelidad del
hombre hacia la mujer se da por machismo, porque el hombre busca siempre estar
en control, siempre quiere demostrar que él tiene el poder y porque en los
esquemas machistas se cree que entre más mujeres tenga, más hombre es, aún
cuando esto sucede dentro de un sistema supuestamente monógamo.
De igual manera, sucede
que muchos hombres buscan otra mujer con la que pueden tener relaciones sexuales
más intensas, pues no se sienten cómodos haciéndolo con sus compañeras
estables, incluso hay mujeres que prefieren la infidelidad de sus parejas
"con tal de que las respeten".
Esto es claramente un
efecto de la mala comunicación, asà como de una educación basada en
prejuicios, tales como que la mujer no debe sentir placer y que el sexo es bueno
sólo cuando es un medio de reproducción. Pero, hoy también la mujer está
siendo infiel.
La infideleidad femenina
puede ser consecuencia de varias cosas: por ejemplo si ella es una mujer
profesional, trabajadora e independiente y su compañero le exige sumisión o
renunciar a lo que ella ve como su realización, ella será infiel con un hombre
que la comprenda más.
Sabemos que en la
actualidad la mujer se ha vuelto más exigente y pide comprensión, dulzura, que
se le reconozca su lugar, que se la complazca y que además la tomen en cuenta
como el ser inteligente que siempre ha sido.
También, sabemos que no
todos los hombres están dispuestos a este cambio en el papel de sus mujeres,
por lo que uno de los dos termina siendo infiel.
Pero no sólo la
incomprensión masculina tiene la culpa. Muchas veces las mujeres se niegan a
complacer a su marido en ciertas cosas ya sea porque les parecen indecentes o
pecado, como en el campo sexual, pero de igual manera, no son capaces de
recordar que el compañero también tiene sentimientos y que también debe
cuidarlo y tratar de satisfacer sus necesidades.
A nuestro parecer, el
problema básico es la falta de comunicación y de respeto que existe hoy en las
parejas. Primero, deberÃan ponerse de acuerdo en qué clase de relación
quieren, pero expresando los deseos y las necesidades reales cada uno. Luego,
una vez que las reglas del juego están puestas, ambos deberÃan tratar de no
romperlas, pero más por respeto que otra cosa. Todos somos dignos de ser
respetados y no merecemos ser engañados.
Si algún miembro de la
pareja rompe con las reglas y se va con otro, suponiendo que hayan llegado al
acuerdo de que querÃan una relación monógama, entonces viene el dilema de si
el engañado debe perdonar o no. Esto en realidad es una desción muy personal,
y dependerá de las emociones del ofendido.
Sin embargo, sà diremos
que en un caso asÃ, hay que tomar en cuenta los sentimientos de ambos, las
circunstancias en que se dio el engaño, la relación que se tenÃa antes,
analizar no tanto de quién es la culpa (porque probablemente los dos tengan
culpa) sino más bien si hay posibilidades de recuperar el respeto y la
confianza perdidos, pues una relación que no se base en estas dos premisas no
podrá sobrevivir los embates del tiempo y las diferencias lógicas que surgen
en la pareja.
La infidelidad vista desde
una óptica moral es totalmente imperdonable, sin embargo no hay que olvidar que
sobre el corazón no se manda, asà que a lo más que se puede aspirar es a
tener claro lo que se puede esperar de nuestra pareja y no olvidarse de mantener
una comunicación lo más profunda posible, para que si hay un sÃntoma de mal
funcionamiento se pueda hablar antes de dañar para siempre lo que tal vez
valÃa mucho.
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