FAMILIA:
Maternidad y Más
Desgano vrs.
Alimentación
Cuando el niño comienza a
caminar, también experimenta cierta necesidad de demostrar autonomÃa, y esto
le dura toda la etapa preescolar.
Para evidenciar su
descubierta independencia tu hijo querrá escoger la ropa que se pone, la comida
que le gusta, a qué hora se duerme, dentro de otros comportamientos similares.
De esta forma, se presenta la etapa de negarse a comer lo que le dan.
Este desgano resulta un
problema si no pones los lÃmites desde el principio, pues sino se volverá
caprichoso y dejará de recibir los nutrientes que su cuerpo requiere para
desarrollarse sanamente, ya que sólo ingerirá lo que más le gusta y a la hora
que se le ocurra. Éstas son actitudes rebeldes que debes controlar desde el
comienzo.
Sin embargo, no es
recomendable que lo hagas con imposiciones y castigos, pues esto sólo
resultará en una mayor rebeldÃa. Lo que debes hacer es generar una atmósfera
propicia para que él coma sin mucha oposición. Del todo no se puede evitar,
pero sà se puede lograr que responda sin mucha pelea.
Primero que nada, debes
preparar un ambiente agradable para las comidas, sin distractores ni elementos
que causen tensión como la televisión o la música. Evita bajo cualquier
circunstancia, discutir con el niño y darle el discurso de las vitaminas y
nutrientes que su cuerpo necesita, esto sólo empeorará las cosas.
Otra buena idea, es que
hagas de la hora de comer un juego, en el que los niños desarrollen su
imaginación y a la vez aprendan a gustar de los alimentos que se les ofrecen. Por
ejemplo, inventar toda una historia en torno a la lechuga, cuéntales el cuento
de las espinacas y Popeye, y haz que ellos sean este personaje, crea un universo
de vegetales donde la forma de ganar batallas o salvar al reino sea comiéndose
toda la comida. Esto no sólo hará que coman, sino que estimulará su
creatividad.
También es importante que
hagas que los niños participen en la cocina, en el proceso de lavar los platos,
de servir y recoger la mesa. Esto los involucrará más Ãntimamanete en todo el
proceso alimenticio y les dará curiosidad por ver a qué sabe lo que se está
preparando y estimulará el hambre.
Para facilitarle a tu hijo
la tarea de alimentarse, sirve porciones pequeñas. Si las ve muy grandes, comer
se le hará como una gran montaña que nunca podrá cruzar. No importa si
después es necesario repetir, pero mucha cantidad hará que al niño se le
quite el hambre. Aún asà no esperes que se lo coma todo. Sé realista.
Si el niño te rechaza un
alimento no te rindas. Dentro de unos dÃas, prepáralo de distinta manera y con
otra presentación. En algún momento, aceptará comérselo. Por otro lado, no
debes insistir en un solo alimento, dentro de los grupos alimenticios hay
equivalentes que puedes utilizar para sustituir alguno que de verdad tu hijo no
resista. Si no le gusta la leche, puedes darle yogur, queso o helados. Si no le
gusta algún vegetal busca alguna fruta que sea similar en cuanto los
nutrientes, si no quiere arroz hay otros cereales que pueden sustituirlo.
Siempre hay diversas posibilidades, asà que no te desesperes.
Por otro lado, es
conveniente que entre comidas le des pequeñas meriendas, los estomaguitos de
los niños requieren ser alimentados más a menudo que los nuestros. En estas
ocasiones, aprovecha para introducir vegetales, como barritas de zanahoria,
pedacitos de tomate, o alguna fruta. De esta manera, el niño relacionará estos
alimentos con golosinas que le dan a parte de la comida y se los comerá casi
sin dificultad.
Ten paciencia y recuerda
que siempre hay una manera de vencer esos caprichitos de nuestros hijos. Sólo
necesitas mantener la calma y cierta astucia, pero eso sà compórtate inflexible, pues
si dejas que coma lo que quiera y a la hora que quiera, creerá que tiene el
poder y llevará esa actitud de rebeldÃa a otros campos de su conducta.
Recuerda que tú y tu compañero son los que mandan, y los lÃmites deben
existir en aras de que tu hijo tenga un desarrollo sano.
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