MATERNIDAD
Pasos Sanos
La manera en que tu hijo
camine puede estar indicando problemas en la forma del pie, o en el organismo.
Debido a que los pies son
la base del cuerpo, su desarrollo sano es importantísimo, pues de lo contrario
se producirá desde falta de balance hasta daños irreversibles en la columna vertebral.
Cuando nacen, un 98% de lo niños poseen pies sanos, pero cuando llegan a la
pubertad un 60% habrá
desarrollado algún mal o imperfección.
Es
fundamental el tipo de zapatos que tus hijos utilicen desde bebés, sino sus
piecitos crecerán de una manera inadecuada. Los primeros zapatos del niño
deben ser suaves, livianos y flexibles, para permitir los
movimientos que él hace mientras aprende a caminar.
Además, es
necesario que frecuentemente se revise cómo le ajustan los zapatos. Los niños
crecen muy rápido y cuando nos damos cuenta, los zapatos que incluso le quedaban
grandes, hoy le tallan y le hacen ampollas. Cuando el niño ya es más grande y
asiste a la escuela, debe tomarse en cuenta que debido a la constante actividad, sus pies sudan más que los de los adultos, por lo que es importante
que sus zapatos estén bien oxigenados. Para eso, nada mejor que aquellos
confeccionados con materiales naturales, pues estos son más porosos.
Para saber si el calzado ya no le queda, fíjate en la manera en cómo camina el
niño. Si se balancea al hacerlo o presenta problemas de coordinación, es posible
que el zapato esté muy ajustado. El pie debe estar sujetado, pero no apretado.
La uña del dedo gordo del pie debe llegar a penas a la punta del zapato,
sin que éste la aplaste.
Además debes revisar si
en el pie del niño no hay alguna ampolla o resequedad que indique la formación
de un callo, o incluso si hay indicios de juanete como enrojecimiento en esa
zona. Si alguno de estos indicadores aparece, es necesario cambiar de zapatos.
Otra recomendación que debes tomar en cuenta es dejarlo de vez en cuando andar
descalzo en la casa. Aunque no lo creas y contrario a lo que se creía
anteriormente, caminar descalzo es sanísimo, pues ayuda a la formación normal
del pie, es decir contrarresta el pie plano o el pie torcido hacia algún lado y
colabora con el crecimiento natural del pie, pues a veces los zapatos no
adecuados deforman los pies y la forma de caminar. Asimismo, permite que los
pies se oxigenen más y evita el mal olor.
Recuerda tomar todo
esto en cuenta, pues la salud de tu hijo depende en gran parte de estos
cuidados. Si las molestias persisten, o si ves que el caminado de tu hijo es
cada vez más torpe, o notas alguna malformación en pies o piernas, es mejor
que lo lleves donde el pediatra. Él sabrá si con sólo cambiar de zapatos
se soluciona o si requiere de mayores atenciones.
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