ENTRETENIMIENTO:
Cine
EL VIAJE EJEMPLAR DEL
GLADIADOR
Melvin R. Campos
Las
antiguas historias (tragedias, épicas) giraban alrededor de uno o más héroes,
que debÃan pasar por una serie de pruebas para obtener su meta: la
purificación y obtención de honores. Usualmente cargadas de fuerza, violencia,
romance, venganza, grandes batallas, nobleza y honor. Todos valores que
ennoblecÃan al héroe, que lo convertÃan en un digno ejemplo por seguir. Este
conjunto de cualidades, digno de servir de ejemplo para los jóvenes, era lo que
los antiguos griegos denominaban areté (αρετή). Y por la
importancia tan grande que daban a la educación de sus pueblos, trataban de que
todas sus manifestaciones culturales transmitieran esa areté. Los textos
clásicos como la IlÃada o la Eneida,
representan muy claramente ese ejemplo, en personajes dignos de imitar, como Odiseo, Aquiles, Héctor
o Eneas.
Tal vez, el
mayor logro de Gladiador radica en ser una historia estructurada de forma totalmente clásica: Máximo es un
hombre que tras tenerlo todo (una hermosa familia, un gran puesto militar, el
amor y respeto de su emperador) lo pierde por la maldad (humana y comprensible)
del heredero al trono, Cómodo. En el momento en que el héroe ve cómo
todo su patrimonio se desvanece en el reino de Plutón, debe hacer acopio de
toda su destreza, fuerza, voluntad y rencor, para sobreponerse a todos los
obstáculos, levantarse nuevamente, buscar venganza, y recuperar el honor con
sus victorias. Este viaje de héroe representa un
maravilloso ejemplo de areté clásica: El héroe es noble, bueno,
hogareño, y un gran guerrero dispuesto a morir por Roma.

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Imagen
cortesÃa de
Universal Pictures y
DreamWorks Productions
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El reconocido
director Ridley Scott (Alien, Leyenda, Blade
Runner, 1492) apuesta por una pelÃcula que retoma las
virtudes del género "de romanos", y rechaza sus defectos (liviandad
en el tratamiento del tema, narración simple y fáctica¹). Decide
realizar una narración lo más clásica posible, pero desde una óptica
moderna. De esta manera, tenemos un filme que cuenta el viaje purificador del
héroe (con areté y todo), pero con recursos formales sumamente
modernos.
Para darle a la
pelÃcula este matiz neo en la forma, Scott echa mano de dos
recursos: la forma y la narración psicológica. En cuanto a lo formal,
sobresalen la edición de Pietro Scalia por su magistral y agresivo
ritmo, y la fotografÃa de John Mathieson, especial en su grandilocuencia
y la fuerza de su cromatismo. La narración psicológica (cuando
Máximo imagina el
más allá, y recuerda con amargura a su familia) se apoya en el guión,
la dirección y las actuaciones.
Sin embargo,
pese a que la gran virtud de la pelÃcula es justamente su guión -su tributo a
la tragedia clásica, la propuesta de una areté
y la narración del viaje de un héroe-, hay que reconocer
que ahà está también su parte más criticable.
FICHA
TÉCNICA |
TÃtulo |
Gladiador |
Dirección |
Ridley
Scott |
Actuaciones |
Russell
Crowe
Joaquin Phoenix
Connie Nielsen
Oliver Reed
Djimon Hounsou
Derek Jacobi
Richard Harris |
Guión |
David H. Franzoni
|
FotografÃa |
John Mathieson
|
Edición |
Pietro Scalia
|
Música |
Hans Zimmer
|
Sonido |
James Ashwill
|
Diseño
Visual |
Arthur
Max |
Calificación |
9 |
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La pelÃcula
claramente propone la figura del gladiador como el héroe: Máximo
representa la areté, el ejemplo que se debe
seguir. El problema es que los valores que engloba el gladiador, son valores que
fortalecen y enaltecen la imagen del Imperio, su Pax Romana (la paz
impuesta con represión militar), su cultura (discriminatoria y superiorista),
su democracia (tan corrupta como las nuestras), y tantas otras acciones
salvajes, que eran práctica común en Roma (y en E.U.A.).
Siendo un
poquito recelosos, podrÃamos pensar que la Roma de Marco Aurelio es una
transposición de los E.U.A. de Ridley Scott. Un imperio que se ha
dedicado a -valga la redundancia- imponer la paz mediante el miedo y la milicia
(VietNam, Panamá, Granada), discriminar otras culturas y otras etnias, y a
considerarse el mejor paÃs del mundo, lo cual -según su ego dizque redentor-
le darÃa el derecho y más aún, el deber de "llevar su luz a todo el
mundo" (frase de Máximo). Una luz que nadie les pidió.
Pero las
manipulaciones ideológicas romanas y estadounidenses son parte de un problema
polÃtico e histórico. La pelÃcula sólo nos muestra una historia clásica,
que presenta una areté. Lo reprochable del
caso es que la areté que nos
llega es la de un militar, dispuesto a morir por la gloria del Imperio,
reflejando esa imagen de militar bueno, audaz, noble, amoroso, justiciero. Esa
imagen que tan bien conocimos a quienes nos tocó vivir en medio de la Guerra
FrÃa. Y lo peligroso es que, asà como funcionaba en Grecia y Roma, la areté
también funciona para nosotros. Y nos "educa".
Ahora, si bien es
cierto que la areté que difunde la
pelÃcula es bastante reprochable, también es cierto que Ridley Scott
aprovecha la ocasión para lanzar unas cuantas piedritas al sistema
estadounidense. Los polÃticos dominan todo, y los que tienen de su lado al
ejército dominan más. El poder se lo turnan dos bandos, y pasa de uno al otro
sin que al pueblo le importe un insÃpido pepino. "Roma es la masa.
Dáles Circo a la masa y los tendrás en tu poder." Y a una buena parte
de los
estadounidenses (y del mundo) sólo hay que darle WWF, Misión Imposible, o
Mónica Lewinski, y todo lo demás pasa a segundo plano. El sistema educativo
contemporáneo, en contubernio con los Media, excluyen a su pueblo de la
realidad. Lo estupidizan.
De alguna manera,
entonces, Gladiador
se presenta como una narración
clásica (viaje del héroe, areté),
magistralmente realizada con estilo moderno (edición fuerte,
narración psicológica), emuladora de ciertos ideales gringos (el súper
soldado noble), y crÃtica de ciertos aspectos (la liviandad intelectual de
la sociedad estadounidense). Si consideramos estos aspectos, hay que valorar
indudablemente que la pelÃcula trasciende la simple "romanada", para
convertirse en un gran trabajo artÃstico, eventual generador de polémica. Tal vez el principal problema de Gladiador
es que se contenta con ser una pelÃcula
de entretenimiento hollywoodense de primera calidad, y no le interesa generar
esa polémica. Hay que sacársela con cuchara.
¹.
No obstante, sà cae en la parcialidad
histórica: El pueblo protagonista de la historia es considerado superior a los
demás. Por ejemplo, la forma de representar a los germanos está más cerca de
los cavernÃcolas que de la información histórica.
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