EN
PAREJA: Sexualidad
SEXO ANTES DEL
MATRIMONIO
Por
mucho ti empo,
a las mujeres nos han educado para que el primer hombre con el que
tengamos relaciones sexuales sea nuestro marido. Aquà hay tres problemas.
Por un lado ¿quién dice que una mujer debe casarse necesariamente? Por
otro, ¿debe encontrarnos nuestro compañero como si fuéramos niñitas
inocentes o ya con cierta experiencia? Y por último, ¿es acaso que el
deseo sexual aparece en la vida de una mujer hasta que se casa (lo cual
nunca sucede a una edad definida)?
Una cuestión importante que no
podemos pasar por alto es que los hombres, por su parte, son educados para
todo lo contrario, mientras más sexo tengan, mejor. Como en toda nuestra
cultura, la desigualdad salta a la vista. Pero el asunto es si ellos deben
ser vÃrgenes o nosotras ser como ellos.
Tal vez no deberÃamos llegar a
esos extremos. Primero, hoy son cada vez más comunes las mujeres
solteras e independientes, que les gusta su condición. Estas mujeres, ya
adultas, se han decidido por un estilo de vida que las obliga a replantear
el asunto de la virginidad. Por el simple hecho de que no se quieren casar
¿deben llevar una vida de castidad y nunca tener la experiencia sexual, o
más bien deben ignorar toda la educación que han recibido y llevar una
vida sexual activa?
Desde otro punto de vista, nos
preguntamos si es sano que el compañero llegue al matrimonio con una gran
experiencia y ella llegue a terreno totalmente desconocido. Más aún,
¿es recomendable que nos casemos sin conocer el comportamiento sexual de
nuestro compañero? Muchos divorcios se dan porque no hay entendimiento
sexual. Además, las mujeres tenemos derecho a conocer, asà sabremos lo
que queremos, y a la vez, seremos más capaces de brindar y sostener una
relación sexual plena con un compañero.
Claro es
innegable que la moral aquÃ
juega un papel muy importante. De ella depende el hecho de que una mujer
sea o no promiscua. Si lo es por escogencia no hay ningún problema, cada
quien tiene derecho a decidir cómo vive. Por otro lado, una cosa es ser promiscuo y otra cosa no ser virgen.
Pero no confundamos,
ni cometamos el mismo error de miles que juzgan sin antes conocer las
circunstancias. A veces un juicio moral detiene nuestro comportamiento
más acertado y topamos con problemas.
Más
artÃculos
|